jueves, 19 de marzo de 2009

HIBERNACIÓN



¡Odio el invierno! - grité buscando la mirada de mi madre. Ella ni se inmutó, sencillamente me ignoraba. Volví a gritar y esta vez se oyó un pequeño zumbido cuando se giró y me miró antes de decir: "Ya esta todo preparado, no empieces como todos los años". Acatando su decisión tomé algo de comida, aunque sin ganas,(no había nada que me apeteciese en ese instante) y me retiré a dormir.

Un día, al amanecer, noté el aluminio de la ventana caliente, saqué mi cabeza y miré para ver que sucedía, fue entonces cuando un rayo de sol me dio directamente en los ojos. Había llegado la hora de volver a disfrutar y no pensaba perder ni un momento, puse a punto todo mi cuerpo y adelante…


Lástima que Marcos cerrase la ventana en ese preciso instante, fue entonces cuando mi aventura quedo reducida a nada, mis alas se quedaron pegadas tras el impacto y mi cuerpo empezó a resbalar cristal abajo hasta llegar otra vez a mi hogar en aquel agujero del aluminio de la ventana.