sábado, 6 de junio de 2009

RECUERDOS DE SALON



Por fin se habían decidido a entrar aquella habitación y hacer una limpieza a fondo. Madre e hija tenían una larga mañana por delante. la verdad es que mas que decisión fue obligación ya que en el trastero se iba a construir una pequeña bodega con barra de bar para disfrutar de los pequeños momentos de ocio. Pero hasta que ese pequeño proyecto se viese cumplido tocaba retirar aquellos muebles viejos y demás chismes.


Poco a poco el habitáculo se empezó a vaciar. Dos bicicletas pequeñas, una gran bolsa con periódicos ya amarillos que sirvieron en su día de envoltorio, maderas, baldosas y una gran cantidad de arañas a las que desahuciaron después de años de cómoda vida entre tanto mueble.
Al final de la habitación en la parte mas alta había colgado dos piezas semejantes a un plato pero de metal. LA hija lo cogió. La madre miró aquel brasero eléctrico, hoy picado sin enchufe. Y como si fuera una lluvia de estrellas fugaces los pensamientos se agolparon en su cabeza. Recordó que su abuela lo compró hace mas de treinta años a un cacharrero que paso por la finca en la que vivían al lado del río, era en la época, lo mas moderno para calentarse. Su abuela recalcaba que ya no hacia falta echar carbón a los antiguos braseros. Su hija se quedo mirando el mismo aparato, para ella solo es un cacharro viejo del que no conocía nada. Envejecemos cuando nuestros RECUERDOS superan nuestros proyectos.

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