miércoles, 31 de diciembre de 2008

LA SEÑORA


Fue una noche rara, me desperté varias veces de aquellos cortos sueños, disfrutaba entre tus brazos pero inmediatamente después desaparecías y era la angustia lo que me invadía. Entre tanto vaivén de vivencias el día llegó y yo seguía entre las sábanas. Cuando fui consciente de lo tarde que era, sin ganas me levanté y me di una ducha. Después salí de casa rumbo a aquella lúgubre oficina. Nada mas cruzar la puerta supe que entraba en un mundo al que no estaba acostumbrada, un mundo en el que la vida se mezcla con otros elementos peculiares que pueden hacer que todo de un giro de 180º. Tras una breve espera cogí el documento mágico, hice un pequeño trueque por aquel pedacito de química y regresé a casa. Los días pasaron como si nada hubiera ocurrido hasta que aquella mañana después de desayunar sonó el timbre. Abrí la puerta y allí estaba ella, toda vestida de rojo. ¡Que inmensa alegría tuve al verla! Y es que aunque todos los meses esperaba su visita, esta vez me hacia el doble de ilusión porque con solo verla supe que la cigüeña nunca salió de su nido.

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